- Estaban ebrios, los dos responsables del accidente donde murió la niña de apenas 5 años de edad
- Blanca Estela y sus hermanitos dormían cuando fueron aplastadas por un camión
Por José Martín
Tihuatlán, Ver.- Bajo un tinglado de láminas y maderas, en el corredor de una humilde vivienda, velaban el cuerpo de Blanca Estela, la niña que murió aplastada por un camión que era conducido por personas presuntamente ebrias que transportaban gazpacho sobre la carretera federal México – Tuxpan.
A dos días del accidente, la escena es desgarradora. Los familiares estaban en shock por el fallecimiento de la pequeña, de cinco años de edad, que quedó sepultada por varias toneladas de residuos de naranjas, mientras sus hermanos y mamá, eran rescatadas de entre los escombros por sus vecinos y un taxista que transitaba por el lugar y el único que se detuvo a ayudar.
La menor falleció asfixiada por un fierro que le aplastó el pecho. Su hermana mayor, también estuvo a punto de morir ahogada porque quedó enredada entre cobijas y debajo de las maderas, palos y láminas que sostenían su hogar, ubicado en las inmediaciones de la colonia Fernando Gutiérrez Barrios.
Con impotencia y lágrimas en los ojos, la abuela de la menor, Estela González Muñoz veía el ataúd que contenía el cuerpo inmóvil de su amada Blanca Estela, rodeada de ramos de flores y veladoras, bajo el ondeo de unas piñatas que colgaban del tinglado.
Entre el llanto, la abuela recordó a su nieta como una hermosa criatura, cariñosa, y que cada mañana, al levantarse, la abrazaba y besaba. “Me decía, mamita, porque nunca me dijo abuelita. Era una hermosura de niña”, contó mientras con sus manos secaba las lágrimas que escurrían de sus mejillas.
Bajo escombros
Hilaria Díaz, tía de la niña, declaró que un fuerte estruendo detrás de su casa la obligó a salir, y al asomarse, vio la casa de su cuñada y sus sobrinas, destrozada por un camión de volteo y a ellas, sepultadas por toneladas de cascajo de naranjas.
A la primera que rescataron fue a la niña que gritaba y pedía ayuda para que la sacaran de los escombros. Después auxiliaron a la mamá de las niñas, Blanca Margarita, quien suplicaba que rescataran a sus hijas. Las lesionadas estaban acostadas en su cama cuando fueron embestidas por un vehículo de carga pesada que se salió de la carretera.
Mientras salvaban a sus familiares, los responsables, dos personas presuntamente ebrias, corriendo, huyeron hacia la cabecera municipal de Tihuatlán. Uno de ellos presentaba una herida por la zona del estómago, según narran algunos trabajadores de la construcción que los vieron entrar en la colonia Fernando Gutiérrez Barrios, pero que desconocían de los hechos trágicos.
La señora Hilaria Díaz aseguró que los paramédicos de la Cruz Roja Mexicana no llegaron hasta después de que las lesionadas estaban a salvo, excepto la pequeña Blanca Estela, quien habría muerto en el lugar del accidente.
El domicilio, construido por palos, maderas y láminas quedó completamente destruido. Los muebles, enceres domésticos, la ropa y zapatos quedaron aplastados por el cascajo de cítricos. Es pérdida total.
El cuerpo de la niña Blanca Estela fue sepultada en el cementerio de la comunidad Acuatempa, Tihuatlán, aproximadamente a las 15:00 horas de la tarde.
Indolencia gubernamental
Hasta las 12:00 horas del mediodía de este viernes 11 de marzo, dos días después del choque, las autoridades ministeriales aún no daban información a los familiares sobre las identidades de los responsables y de la titularidad del camión volcado.
Sólo agilizaron las maniobras para recuperar la unidad motriz y desaparecerla de la escena del crimen. A la familia, no le permitieron remover los escombros y el gazpacho para reconstruir su vivienda.
La abuela de la niña fallecida, Estela González Muñoz declaró que les negaron el apoyo por parte del gobierno municipal que encabeza el alcalde, Leobardo Gómez González y por parte de las autoridades del sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), con argumentos de que aún no les envían los recursos públicos para ayuda social.
De los culpables o dueño del camión nada saben. Los familiares condenaron que sean inhumanos ante la desgracia y el dolor que provocaron.
Hasta el mediodía de este viernes sólo habían recibido la ayuda de sus vecinos, unos pastores y de un grupo de taxistas de la base del Parador Urbano de la ciudad de Poza Rica.
La familia afectada se dedica a la elaboración y venta de piñatas. Se ubican a escasos cinco minutos de la cabecera municipal de Tihuatlán.