– Las comunidades siguen entre los restos de crudo que se derramó desde Papantla hasta Coatzintla
Por José Martín
Papantla, Ver.- Bajo los sofocantes rayos del sol, un golpe penetrante a petróleo irrumpe bruscamente la tranquilidad de las familias. Son restos de hidrocarburo que permanecen impregnados en las plantas, los árboles y el agua que rodean las viviendas de la comunidad Ojital Viejo, uno de los lugares más afectados por la industria petrolera.
Así, rodeados de una espesa mancha negra sobreviven los pobladores de la localidad desde hace casi tres meses cuando el crudo escurrió por el arroyo que atraviesa la zona, arrasando con todo a su paso; contaminó sus parcelas, cultivos, potreros, y sus únicos cuatro pozos artesianos que abastecían del vital líquido a los habitantes.
El «Oro Negro» mató a los peces, las tortugas y otras especies acuáticas que subsistían en el afluente, además de causar mortandad en animales de corral y de algunos perros.
«Pero no sólo afectó a nuestras tierras y agua, también nos enfermó de la piel» – exclamó el señor Félix Cabrera Hernández – mientras apuntaba con el dedo su brazo izquierdo para mostrar las ronchas que le brotaron al estar expuesto al hidrocarburo que se derramó el pasado 15 de septiembre del 2024, mientras que a sus vecinos, padecieron malestares como dolores de cabeza, tos y vómito.
Aquel día – prosiguió – el hidrocarburo escurrió a lo ancho del arroyo, como unos 15 metros, tenía un espesor de hasta 7 centímetros, todo se extendió a unos 17 kilómetros abajo. Llegó al Ejido El Chote, La Laguna y hasta Corralillos, que ya pertenecen al municipio de Coatzintla.
«Pero esa desgracia no habría pasado si los encargados de Pemex hubieran atendido esa fuga que comenzó desde el 21 de agosto, cuando reventó una de sus líneas, como a un kilómetro de aquí. Ese día, el hidrocarburo no llegó a nuestras casas porque se almacenó en una presa, pero la noche del 15 de septiembre cuando cayó la tormenta, la corriente se lo trajo y llegó a nuestras casas», reprochó don Félix junto a su hermana mientras recorrían la zona devastada por el hidrocarburo.
«Seguimos sufriendo de la contaminación, pues la empresa paraestatal no ha cumplido como debe ser» – recriminó la señora Fabiola Cabrera Hernández – al señalar que Pemex contrató a una compañía pero sólo para que retirara el crudo en algunos tramos de la zona, mientras en la comunidad, hay casas y pozos contaminados.
Por lo que aseguró que a casi tres meses de la fuga, los lugareños tienen que soportar los intensos olores a petróleo. En tanto, la espesa capa negra mantiene cubierta los troncos y las hojas de los árboles de naranjas, los plátanos, nopales, y otras plantas frutales.
También, los pozos artesianos aún permanecen casi llenos de chapopote. – «Y no hay para cuando queden limpias»- expuso.
Los hermanos declararon que, en las reuniones que han tenido con representantes de Pemex, a los pobladores les prohibieron consumir las cosechas de los árboles frutales, por lo menos, en los próximos 10 años porque están contaminados.
No hay dinero para sanear la contaminación
En las inmediaciones de Ojital Viejo, una cuadrilla de unas 30 personas caminan entre los pastizales, a orillas del arroyo, para arrancar pedazos de tierra que quedaron cubiertos de hidrocarburo y después, los amontonan en algún lugar, unos hasta los embolsan en costales negros.
Pero a decir de los hermanos Félix y Fabiola, las maniobras para sanear la comunidad son demasiado lentos comparados con la magnitud del desastre ecológico que ocasionó.
Incluso, afirmaron, las propias autoridades de Pemex argumentaron que, por falta de presupuesto, no tienen manera de remediar íntegramente los daños y la contaminación que causó el derrame del petróleo.
«Ellos vinieron, y nos dijeron que les autorizaron recursos económicos para limpiar solo unos tres kilómetros, y del resto, se encargaría la propia naturaleza de limpiar todo el arroyo y los árboles», volvió a recriminar la señora Fabiola Cabrera.
Esa situación mantiene inconformes a los pobladores de la localidad porque consideran que tendrán más afectaciones en sus cultivos y parcelas, así como de los pozos artesianos de donde obtienen el líquido para su consumo y uso doméstico.
Mientras tanto, la empresa Pemex les suministra periódicamente el vital líquido a través de pipas.
Por esa razón, los habitantes exigen la intervención de las autoridades municipales, estatales y federales para remediar los daños que les ha dejado Petróleos Mexicanos (Pemex), además de brindar mantenimiento o en su caso, sustituir las tuberías que transportan el petróleo hacia Poza Rica.
La comunidad Ojital Viejo se localiza sobre la carretera Coatzintla – El Chote, Papantla, a unos kilómetros de la Zona Arqueológica El Tajín.
En ese lugar, el año pasado, se registró una fuga de gas, pero las autoridades tardaron dos meses para solucionar los problemas que desencadenó en la localidad. En total, en los últimos ocho años, las familias han padecido al menos cuatro eventos relacionados con la industria petrolera.